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Trastornos físicos durante el proceso del duelo

El duelo es el proceso psicológico que se produce tras una pérdida, una ausencia, una muerte o un abandono. Es diferente para cada persona. Se pueden sufrir diferentes síntomas emocionales y físicos como: ansiedad, miedo, culpa, confusión, negación, depresión, tristeza, shock emocional, etc.

El dolor por la pérdida se puede experimentar no sólo por la muerte, sino cada vez que en la vida tenemos una experiencia de interrupción definitiva de algo, de pérdida, de distancia que no podrá ser cubierta. La experiencia emocional de enfrentarse a la pérdida es lo que llamamos elaboración del duelo, que nos conduce a la necesidad de adaptación a una nueva situación.

No podemos separar el cuerpo de la mente, no son entes divididos que vayan cada uno por su lado. Los seres humanos somos un todo y no podemos atender una parte de nosotros mientras descuidamos la otra. A nivel fisiológico, el duelo supone un estresor a largo plazo, de modo que el proceso psicológico va a venir acompañado de sintomatología y sensaciones a nivel físico, que debemos atender como parte de la atención global que merece el duelo.

Otras complicaciones físicas están relacionadas con la comida, tanto por la aparición de pérdida de apetito como por el aumento de peso. Es muy frecuente que se produzcan pérdidas de peso significativas sin que el doliente haya hecho nada para causarlos, ya que el propio proceso de elaboración del duelo requiere una energía interna tremenda que consume recursos.

El dolor es diferente para todos.

De acuerdo con la Academia Americana de Médicos de Familia, el duelo es la respuesta normal y saludable de una persona a una pérdida. Este describe las emociones que una persona siente al perder a alguien o algo importante para ella.

El dolor es diferente para todos, y puede abarcar muchos síntomas emocionales y físicos, que incluyen:

  • Sentimientos: ira, ansiedad, culpa, confusión, negación, depresión, miedo, culpa, irritabilidad, soledad, entumecimiento, alivio, tristeza, conmoción o anhelo.
  • Pensamientos: confusión, dificultad para concentrarse, incredulidad, alucinaciones o preocupación por lo que se perdió.
  • Sensaciones físicas: mareos, latidos cardíacos rápidos, fatiga, dolores de cabeza, hiperventilación, náuseas o malestar estomacal, falta de aliento, opresión o pesadez en la garganta o el pecho, o pérdida o aumento de peso.
  • Comportamientos: Mucho llanto, actividad en exceso, irritabilidad o agresión, pérdida de energía, pérdida de interés en actividades agradables, inquietud o problemas para dormir.
  • Cambios bruscos de peso durante el duelo.
    Los aumentos o descensos bruscos de peso durante un proceso de duelo pueden estar provocados fundamentalmente por dos motivos.

Por un lado, tras el duro golpe que implica una muerte, puede desarrollarse un desajuste fisiológico que explique los cambios significativos de peso. Cuando tanto el aumento como la pérdida se produce de manera brusca, es recomendable pedir opinión médica.

Por otro lado, puede que la comida esté siendo utilizada como regulador de la emoción. La comida puede usarse como regulador del estado de ánimo, recurriendo a ella en momentos de más ansiedad, o ante alguna emoción en concreto. De la misma manera, durante el proceso de duelo –y sobre todo al principio– no se suele cuidar la alimentación, por lo que es fácil que se tienda a malcomer y a tener horarios muy irregulares, lo que también contribuye al descontrol del peso.

Síntomas físicos del duelo.

Durante el duelo, también es frecuente que el doliente experimente un conjunto de sensaciones poco específicas, como dolores difusos, sensación de tensión y agotamiento, dolores de cabeza, complicaciones gástricas, todas ellas relacionadas con el esfuerzo que está haciendo el organismo para afrontar la situación y que son sensaciones normales en la descripción diagnóstica del duelo.

Eso no quiere decir que deban desatenderse o que no haya que hacerles caso. El doliente debe procurarse autocuidado sin alarmarse, dando a esas sensaciones el significado que tienen, son avisos de nuestro cuerpo de que está sucediendo algo complicado de procesar. Y, por lo tanto, debemos atenderlo con cuidado y cariño.

Complicaciones físicas graves del proceso de duelo

Las complicaciones físicas del duelo también pueden ser intensas y complejas. Por ejemplo, pueden darse procesos de ansiedad que incluyan ataques de pánico, mareos y fuertes somatizaciones físicas. La somatización se hace patente cuando no está habiendo una atención adecuada al proceso interno, tanto emocional como cognitivo. Es el recurso que tiene nuestro organismo para llamar la atención de lo que está ocurriendo y no estamos atendiendo.

En el duelo existen muchas situaciones que nos conducen a no atender adecuadamente el propio proceso: el miedo de las personas al contacto con el dolor (lo que les impulsa a evitarlo y a llenar su vida de actividades), reprimir según qué emociones, centrarse más en el proceso de la familia que en el propio, o el miedo a la muerte que se hace real cuando alguien cercano fallece. Todo esto hace que aumente la probabilidad de que el cuerpo se queje.

Escuchar al cuerpo durante el duelo

El duelo, como proceso holístico, incluye subprocesos a todos los niveles: emocional, cognitivo, físico, por lo que no debe extrañarnos que el cuerpo también “tenga voz” durante la elaboración del duelo. Se trata de encontrar la manera de escucharlo y atenderlo.

Conclusiones

Todas estas reacciones a la pérdida son normales. Sin embargo, no todos los que atraviesan un proceso de duelo experimentan las reacciones antes citadas, y no todos las experimentan en el mismo orden. Es común retroceder a través de algunas de estas reacciones, etapas y síntomas más de una vez.

Por ello, si estás pasando por un duelo, es importante que acudas con un especialista en salud mental, y te rodees de tus seres queridos para que crees una red de apoyo que te permita salir adelante durante esta situación de vida.

Un tema de suma importancia es considerar que lo único seguro que tenemos en esta vida es que en algún momento vamos a partir, por esto es conveniente pensar y planificar nuestra partida, para no dejarle problemas a nuestros familiares.

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